Comentario
La enseñanza primaria constituía el grado elemental en la formación escolar. Según la Ley de 17 de julio de 1945, tenía carácter obligatorio y gratuito, a pesar de lo cual se calcula que más de un millón de niños estuvieron sin escolarizar. Dentro de estas cifras cabe señalar que el número de niñas matriculadas superaba ligeramente al de niños. Las causas de este absentismo se deben sobre todo a la cantidad de familias que quedaron en el umbral de la pobreza tras la guerra, y en las que sus hijos se vieron obligados a trabajar en edad temprana. En cualquier caso hubo muchos casos de imposibilidad de continuar su formación tanto en mujeres como en varones. También el número de escuelas que no estuviera en condiciones lamentables era reducido. En este sentido, las órdenes religiosas, con el beneplácito del Régimen, vinieron a llenar el vacío de la enseñanza, ofreciendo un elevado número de puestos escolares en los que la cantidad de alumnos por profesor era más reducida y casi todos los profesores tenían un título, en comparación con las profesoras de escuelas nacionales, que atendían a una ingente población escolar. No todas las Órdenes cobraban, y entre las que lo hacían había de todo, como para poder decir categóricamente, como se ha dicho, que la enseñanza religiosa mantuvo el dualismo social de clases altas y bajas.